Los privilegios del poder siempre son objeto de cuestionamiento. En un contexto en el que hay 50% de inflación, 45% de pobreza; 28% de desocupación y 72% de chicos pobres, esos privilegios duelen más. El aumento de 40% en las dietas y haberes de Senadores, Diputados, planta política y empleados del Congreso de la Nación es una pésima señal del abuso del privilegio.
El Congreso ha sido la caja de resonancia de políticas recesivas para nuestro país. Han aumentado impuestos, creado otros y exigido a la ciudadanía esfuerzos sobrehumanos al punto tal de que miles de PyMEs, emprendimientos, comerciantes, independientes, productores, industriales y rubros como el turismo han tenido que bajar la persiana. No hubo una sola política seria y real que cuidara el capital en la Argentina, sin ir más lejos combatió al capital al punto de destruirlo. Ese capital que se destruye no se recupera. Ese capital que se destruye genera desempleo, marginalidad y pobreza.
El kirchnerismo desde el congreso tendría que saber que no hay más margen para el esfuerzo, la prolongada e inservible cuarentena, el cercenamiento de derechos, los impedimentos para trabajar, la falta de vacunas y el caos generalizado nace de la improvisación con la que están conduciendo el país. Hay que romper la lógica del privilegio y en estos momentos de crisis trabajar para poner todos los esfuerzos en cuidar, proteger y potenciar el sector privado.
Como, precandidato a Diputado Nacional, tengo una propuesta clara y concreta. Bajar el gasto político: Reducción de la planta de asesores y que los diputados sean asesorados por sus partidos. 👉 Reducción del personal del Congreso. Hay mas de 10.000 empleados por un costo de $33.900 millones. 👉 Congelar haberes y gastos por al menos 4 años y su descongelamiento progresivo acompañando el esfuerzo del sector privado. 👉 Crear con ese ahorro un sistema de créditos a tasa cero para la recuperación del sector privado.
