Luego de leer la respuesta del diputado Luis di Giacomo a una nota de Julio Rajneri que aludía a las dudas que despiertan el fracaso de la negociación con Pfizer, me siento impulsado a responder a lo que considero una adopción lisa y llana del relato construido por el gobierno.
Las opiniones son personales, pero si hay algo que debería ser sagrado son los hechos. Pero en una Argentina de matriz cultural eminentemente populista, los relatos suelen ignorarlos o distorsionarlos y a través de medias verdades o falsedades directas, persuaden a muchos, aunque la realidad transcurra por otro andarivel.
La primera verdad indiscutible es que en Argentina faltan vacunas, sin que pueda justificarse esto por una supuesta ausencia general, tal y como arguye Di Giacomo. Esta ausencia tampoco se debe al hecho de que los niveles de producción mundial no cubran la actual demanda. A lo que si se debe la falta de vacunas en la Argentina es la impericia del gobierno en la adquisición de la cuota mínima en el Plan COVAX, sino también al rechazo de 15 millones de dosis de Pfizer o de suscribir acuerdos con otros laboratorios. Rusía, China y el amigo gubernamental Hugo Sigman fueron la única preferencia.
La ineficiencia es comprar de forma tardía, segmentada y a precios por encima de lo que otros países lo realizaron. Chile logró adquirir vacunas por una cantidad que duplica su población, argentina adquirió cantidades que no alcanzan a cubrir la población. Mientras Chile ya aplicó 94 vacunas cada 100 habitantes, Argentina apenas alcanza a 25 aplicacione por cada 100 habitantes. Si consideramos la población con dos dosis. Chile alcanza el 42% y la Argentina sólo el 6%.
La inexplicable eficiencia de la Argentina en la compra y aplicación de vacunas trajo como consecuencia mayor índice de mortalidad, sostener lo contrario sería de una extraña complicidad con el relato del gobierno.
Otra verdad indiscutible que permite rebatir la opinión de Digiacomo es la falsa afirmación sobre el aprovechamiento de la multilateralidad y multipolaridad. El gobierno tiene una estrategia geopolítica y para concretarla decidió alejarse de occidente para alinearse con dictaduras y regímenes autoritarios. Nos alejamos de Europa, de EE.UU e Israel para aliarse a Rusia, China, Venezuela, Cuba e Irán. No tuvo reparos en aplicar una vacuna que aun no tenía la fase tres aprobada. La afirmación del Diputado no es más que una defensa solapada de una peligrosa política exterior que culminó con retirar la denuncia contra Maduro por violaciones sistemáticas a los DDHH y posteriormente condenando inexplicablemente a Israel.
Hablando de verdades y de relatos. Parece poco confiable la necesidad de manifestarse como no kirchnerista. Este relato no se trata de afiliaciones, sino más bien de comportamientos. El comportamiento legislativo del diputado está centro en levantar la mano para aprobar todas las iniciativas oficialistas en el congreso. La retórica de moderación con el fin de ubicarse en un centro imaginario cae por su propio peso. Probablemente el huevo de la serpiente haya que buscarlo dentro de ese grupo que se dice “del medio”, pero que en la práctica ha sido y es completamente funcional a uno de los lados de la grieta.
En definitiva, entiendo que el diputado debería explicar con mucha más claridad las razones que lo llevan a ser socio en los hechos de un gobierno que ha fracasado rotundamente en su acción política. Las consecuencias de la improvisación recaerán en situaciones sanitarias, sociales, educativas, económicas y culturales devastadoras. El impacto de estas malas decisiones, incluida la mala gestión en la compra de vacunas, deberá nuevamente ser soportada por un sector privado que no tiene más margen. Hoy argentina encabeza la lista de muertos como porcentaje de la población, con graves daños en la economía, con un 51% de inflación anual, 43% de pobreza, 28% de desocupación y 72% de pobreza infantil, que ha sacrificado la educación de los chicos y que está socavando abiertamente a las instituciones republicanas. Sobre esto nos deben una explicación.
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